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Por: Manuel Ángel Fernández Mateo
Desde hace décadas es creciente la preocupación en todo el mundo por nuestro medio ambiente. Los gobiernos y organismos internacionales gastan e invierten ingentes recursos económicos en la preservación y defensa de nuestro entorno, bien sea en investigación o inversión directa, o informando a la opinión pública de que todo gesto a favor del medio ambiente, por pequeño que sea, siempre cuenta a nuestro favor.
Hace siete años se puso en marcha una iniciativa, que tiene como objetivo concienciarnos sobre la importancia de preservar nuestro planeta, y que involucra desde Gobiernos nacionales a particulares, y a la que nuestro municipio se ha sumado desde hace algunos años. La iniciativa se llama La Hora del Planeta y se ha convertido en la mayor campaña de movilización y sensibilización global jamás organizada en materia de ahorro energético y en la lucha contra el cambio climático.
El año pasado Más de 7.000 ciudades de 152 países apagaron las luces de sus principales monumentos y edificios emblemáticos con el mensaje de que pequeños gestos pueden generar grandes cambios si conseguimos un compromiso.
Apagar la luz de 20:30 horas a 21:30 horas el próximo sábado 29 de marzo no solucionará el problema de manera inmediata, pero sí ayudará a aunar las voluntades de todos, un gesto necesario que apagará miles de rótulos luminosos, edificios, monumentos emblemáticos, hogares y empresas.
Los símbolos han servido históricamente para encender la chispa del cambio. Apagar el interruptor durante la Hora del Planeta es una forma de implicar a la gente y llamar a la acción donde quiera que uno esté.
¿Somos capaces de tener un gesto mínimo como es apagar la luz de nuestra habitación o apagar aquellos aparatos eléctricos en muchos casos superfluos o innecesarios? La respuesta debe de ser sí para que entre todos dejemos un entorno medioambiental mucho mejor del que nos encontramos y para contribuir a que el evidente cambio climático que se está dejando notar, en forma de terremotos, tsunamis, sequías, etc., aminoren. En nuestra mano está.
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